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DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS DIRECTIVOS DE LA LIGA NACIONAL PROFESIONALES SERIE A,
Y A LOS FUTBOLISTAS DE LOS EQUIPOS JUVENTUS Y MILAN

Sala Clementina
Viernes 20 de mayo de 2016

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Queridos amigos del fútbol italiano:

Me complace acogeros con ocasión de la final del fútbol, de la Copa Italia, que se disputará mañana en el Estadio Olímpico de Roma. Os saludo cordialmente: dirigentes, futbolistas, técnicos y acompañantes del Juventus y del Milan, como también a los representantes de la Liga Nacional Serie A, con el presidente Maurizio Beretta, a quien agradezco sus palabras.

Vuestra presencia me ofrece la oportunidad para expresar mi estima por las cualidades profesionales y las bellas tradiciones que distinguen vuestras sociedades deportivas y el ambiente de fútbol en general. Pienso en los muchos seguidores, especialmente jóvenes, que os miran con simpatía. Vosotros llamáis la atención de estas personas, que os admiran; y, por lo tanto, estáis llamados a comportaros de modo que puedan descubrir siempre en vosotros las cualidades humanas de los deportistas comprometidos en testimoniar los auténticos valores del deporte.

El éxito de un equipo, en efecto, es el resultado de una serie de virtudes humanas: la armonía, la lealtad, la capacidad de entablar amistad y capacidad de dialogar, la solidaridad; se trata de valores espirituales, que se convierten en valores deportivos. Ejerciendo estas cualidades morales, vosotros podéis hacer resaltar aún más la verdadera finalidad del mundo del deporte, marcado, a veces, también por acontecimientos negativos.

Se trata simplemente de demostrar que cada uno de vosotros, antes que ser un futbolista, es una persona, con sus límites y sus méritos, pero sobre todo con la propia conciencia, que espero esté siempre iluminada por la relación con Dios. Que no decaigan jamás, entre vosotros, el gusto de la fraternidad, el respeto recíproco, la comprensión y también el perdón. Obrad en modo tal, que el hombre siempre esté en armonía con el deportista. Y para encontrar esta armonía entre hombre y deportista, ayuda mucho siempre volver a encontrar la actitud del amateur, del «aficionado», que está en la base de todo equipo, de donde nació. Siempre volver a encontrar esto, que hace crecer la armonía entre el hombre y el deportista. Sed campeones del deporte, pero, sobre todo, campeones de vida. Destacad siempre lo que hay de verdaderamente bueno y bello, mediante un testimonio sobrio de valores que deben caracterizar el auténtico deporte; y no temáis hacer conocer con serenidad y equilibrio al mundo de vuestros admiradores los principios morales y religiosos en los cuales deseáis inspirar vuestra vida. En esta perspectiva, os ayuda el esfuerzo que está llevando a cabo la Liga de la Serie A, para que el juego de fútbol pueda constituir un mensaje positivo para toda la sociedad.

Os agradezco, una vez más, vuestra visita y os deseo todo bien. Os pido, por favor, orar por mí, porque tengo necesidad de cumplir mi trabajo; e invoco sobre vosotros y vuestras familias la bendición del Señor.



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