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VIDEOMENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS COREANOS EN VÍSPERAS DEL VIAJE APOSTÓLICO
A LA REPÚBLICA DE COREA
   

 

Queridos hermanos y hermanas:

Dentro de pocos días, con la ayuda de Dios, estaré en medio de vosotros, en Corea. Os agradezco ya desde ahora vuestra acogida y os invito a rezar juntamente conmigo, a fin de que este viaje apostólico dé buenos frutos para la Iglesia y para la sociedad coreana.

«¡Levántate y resplandece!» (Is 60, 1): con estas palabras, que el profeta dirige a Jerusalén, yo me dirijo a vosotros. Es el Señor quien os invita a acoger su luz, acogerla en el corazón para reflejarla en una vida plena de fe, de esperanza y de amor, llena de la alegría del Evangelio.

Como sabéis, viajo con ocasión de la sexta Jornada asiática de la juventud. A los jóvenes, en especial, llevaré la llamada del Señor: «Juventud de Asia, ¡levántate! La gloria de los mártires brilla sobre ti». La luz de Cristo resucitado brilla como en un espejo en el testimonio de Pablo Yun Ji-chung y de 123 compañeros, todos mártires de la fe, que proclamaré beatos el próximo 16 de agosto en Seúl.

Los jóvenes son portadores de esperanza y de energías para el futuro; pero son también víctimas de la crisis moral y espiritual de nuestro tiempo. Por ello deseo anunciar a ellos y a todos el único nombre en quien podemos ser salvados: Jesús, el Señor.

Queridos hermanos y hermanas coreanos, la fe en Cristo puso raíces profundas en vuestra tierra y dio frutos abundantes. Los ancianos son los custodios de esta herencia: sin ellos los jóvenes se verían privados de memoria. El encuentro entre los ancianos y los jóvenes es garantía del camino del pueblo. Y la Iglesia es la gran familia en la que todos somos hermanos en Cristo. En su nombre voy hacia vosotros, con la alegría de compartir con vosotros el Evangelio del amor y de la esperanza.

Que el Señor os bendiga y la Virgen Madre os proteja.

 



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