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CARTA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
AL PRESIDENTE DE COLOMBIA
CON OCASIÓN DEL DÍA MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE

 

A Su Excelencia
Señor Iván Duque Márquez,
Presidente de la República de Colombia

Señor Presidente:

Me es grato dirigirme a usted, a todos los miembros organizadores, y a los participantes de la Jornada Mundial del Medio Ambiente, que este año tendría que celebrarse de manera presencial en Bogotá, pero a causa de la pandemia Covid-19, se va a tener de forma virtual. Es un desafío que nos recuerda que ante la adversidad siempre se abren nuevos caminos para estar unidos como gran familia humana.

La protección del medio ambiente y el respeto a la “biodiversidad” del planeta son temas que nos conciernen a todos. No podemos pretender estar sanos en un mundo que está enfermo. Las heridas provocadas a nuestra madre tierra son heridas que sangran también en nosotros. El cuidado de los ecosistemas necesita una mirada de futuro, que no se quede sólo en lo inmediato, buscando una ganancia rápida y fácil; una mirada que esté cargada de vida y que busque la preservación en beneficio de todos.

Nuestra actitud ante el presente del planeta debería comprometernos y hacernos testigos de la gravedad de la situación. No podemos permanecer mudos ante el clamor cuando comprobamos los altísimos costos de la destrucción y explotación del ecosistema. No es tiempo de seguir mirando hacia otro lado indiferentes ante los signos de un planeta que se ve saqueado y violentado, por la avidez de ganancia y en el nombre —muchas veces— del progreso. Está en nosotros la posibilidad de invertir la marcha y apostar por un mundo mejor, más saludable, para dejarlo en herencia a las generaciones futuras. Todo depende de nosotros; si de verdad lo deseamos.

Hemos celebrado recientemente el quinto aniversario de la Carta encíclica Laudato si’, que atrae la atención al grito que nos lanza la madre tierra. Los invito también a ustedes a ser partícipes del año especial que he anunciado para reflexionar a la luz de ese Documento. Y así, todos juntos, tomar mayor conciencia del cuidado y protección de nuestra Casa común, así como de nuestros hermanos y hermanas más frágiles y descartados de la sociedad.

Por último, los animo en esta tarea que han emprendido, para que sus deliberaciones y conclusiones sean siempre a favor de la construcción de un mundo cada vez más habitable y de una sociedad más humana, en la que todos tengamos cabida y en la que nadie sobre.

Y, por favor, les pido que recen por mí. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide.

Cordialmente,

Francisco

Vaticano, 5 de junio de 2020

 



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