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SOLEMNIDAD DE LOS SANTOS APÓSTOLES PEDRO Y PABLO

PAPA FRANCISCO

ÁNGELUS

Plaza de San Pedro
Sábado 29 de junio de 2013

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¡Queridos hermanos y hermanas!

Hoy, 29 de junio, es la fiesta solemne de los santos Pedro y Pablo. Es de manera especial la fiesta de la Iglesia de Roma, fundada sobre el martirio de estos dos Apóstoles. Pero es también una gran fiesta para la Iglesia universal, porque todo el Pueblo de Dios es deudor respecto a ellos por el don de la fe. Pedro fue el primero en confesar que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Pablo difundió este anuncio en el mundo greco-romano. Y la Providencia quiso que los dos llegaran aquí, a Roma, y que aquí derramaran su sangre por la fe. Por esto la Iglesia de Roma se convirtió, inmediatamente, espontáneamente, en el punto de referencia para todas las Iglesias extendidas en el mundo. No por el poder del Imperio, ¡sino por la fuerza del martirio, del testimonio de Cristo! En el fondo, es siempre y sólo el amor a Cristo lo que genera la fe y saca adelante a la Iglesia.

Pensemos en Pedro. Cuando confesó su fe en Jesús, no lo hizo por sus capacidades humanas, sino porque había sido conquistado por la gracia que Jesús irradiaba, por el amor que sentía en sus palabras y veía en sus gestos: ¡Jesús era el amor de Dios en persona!

Y lo mismo sucedió a Pablo, si bien en modo distinto. Pablo desde joven era enemigo de los cristianos, y cuando Cristo Resucitado le llamó en el camino de Damasco su vida se transformó: entendió que Jesús no estaba muerto, sino vivo, y que le amaba también a él, que era su enemigo. He aquí la experiencia de la misericordia, del perdón de Dios en Jesucristo: ésta es la Buena Noticia, el Evangelio que Pedro y Pablo experimentaron en ellos mismos y por el cual dieron la vida. ¡Misericordia, perdón! El Señor siempre nos perdona, el Señor tiene misericordia, es misericordioso, tiene un corazón misericordioso y nos espera siempre.

Queridos hermanos, ¡qué alegría creer en un Dios que es todo amor, todo gracia! Esta es la fe que Pedro y Pablo recibieron de Cristo y transmitieron a la Iglesia. Alabemos al Señor por estos dos gloriosos testimonios, y como ellos dejémonos conquistar por Cristo, por la misericordia de Cristo. Recordemos también que Simón Pedro tenía un hermano, Andrés, quien compartió con él la experiencia de la fe en Jesús. Es más, Andrés encontró a Jesús antes que Simón e inmediatamente habló de ello a su hermano y le llevó donde Jesús. Me agrada recordarlo también porque hoy, según la bella tradición, está presente en Roma la Delegación del Patriarcado de Constantinopla, que tiene como patrono precisamente al Apóstol Andrés. Todos juntos enviamos nuestro cordial saludo al Patriarca Bartolomé i y oramos por él y por esa Iglesia. Os invito a rezar todos juntos un Ave Maria por el Patriarca Bartolomé i; todos juntos: Dios te salve, María...

Oremos también por los arzobispos metropolitanos de diversas Iglesias del mundo a quienes hace poco he entregado el Palio, símbolo de comunión y de unidad.

Que nos acompañe y sostenga a todos nuestra Madre amada, María Santísima.

 


Después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas:

Con alegría saludo a los peregrinos llegados de distintos países para festejar a los arzobispos metropolitanos. Oro por todas sus comunidades; en particular aliento al pueblo centroafricano, duramente probado, a caminar con fe y esperanza.



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